Modo veracruzano de decir que uno está prestando atención o espiando conversaciones jugosas ajenas. Porque claramente, en tierras jarochas, solo los curiosos logran estar al tanto del último chisme del vecindario.
Estaba yo parado en la esquina cuando vi a Juanito pasar con su nueva novia. No pude evitar parar la oreja para escuchar qué decía de mí.
Significa prestar mucha atención o estar alerta a lo que se está diciendo, especialmente en situaciones donde el copucheo (chisme) es jugoso.
Cuando escuché que hablaban de mí en la sala, paré la oreja para cachar de qué andaban pelando.
Acción de poner atención extrema, especialmente cuando alguien está chismeando. Como si tus orejas tuvieran superpoderes y fueran antenas parabólicas.
Cuando oí que estaban hablando del vecino, paré la oreja porque esos chismes están buenazos.
Expresión utilizada cuando alguien está atento a una conversación ajena, espiar con los oídos.
Oye, deja de parar la oreja y haz tus cosas, no seas sapo.
Prestar mucha atención o escuchar con cuidado.
Cuando empiezan a contar chismes, paro la oreja para no perder detalle.
Significa estar atento o poner atención, especialmente cuando hay chismes jugosos de por medio.
Cuando escuché que hablaban del carrete del Nico, paré la oreja al tiro para no perderme ni un detalle.
Ponerse pilas para escuchar o enterarte de un chisme jugoso que estén contando cerca de ti. Es como activar el radar del chisme.
Cuando empecé a oír que discutían las vecinas, paré la oreja para no perderme ni un detalle del zafarrancho.