Chamuyar
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Acción de hablar para impresionar o embaucar a alguien con un discurso meloso y ocasionalmente falaz. Ideal para conquistar en la pista de baile o zafar de una situación incómoda.
"Cuando se acercó a pedirle el teléfono, sacó todo su arsenal para chamuyar como si fuera el poeta del pueblo."
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Técnica ancestral del uruguayo para hablar con alguien, casi siempre con intenciones románticas. No es mentir, es más bien adornar la verdad para quedar como un príncipe.
"Juan se pasó toda la noche chamuyando a Carla, pero terminó yéndose solo a casa."
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Capacidad innata de un correntino para embellecer o adornar la verdad. Es como cuando alguien mezcla algo de realidad con un poquito más de cuento.
"Estaba chamuyando tanto sobre su pesca que al final era él contra un monstruo del río, ¡parecía la sirenita pero del Paraná!"
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Arte ancestral de endulzar los oídos de alguien con palabras mágicas; rima y verso para chapear en el amor o convencer al más pintado.
"Mirá cómo chamuyó tan bien que la convenció de ir a ver su banda favorita en vez de la fiesta."
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En Chaco, chamuyar es el arte inconfundible de hablar mucho sin decir nada concreto o de convencer a alguien con labia pura. No se confunda con mentir; es más bien un talento natural para embrollar palabras y salir invicto.
"Ayer en la juntada, Juan se pasó chamuyando tanto que nos convenció de que podía hablar con extraterrestres."
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Conversar de manera persuasiva o con el propósito de seducir.
"Me pasé toda la noche chamuyando en el bar."
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El arte sutil y autóctono de hablar mucho sin decir nada concreto. Una técnica infalible para iniciar conversaciones, llenar silencios incómodos o incluso conquistar corazoncitos desprevenidos.
"Anoche en la fiesta había un tipo que no paraba de chamuyar; me invitó a tomar un tereré contando historias del río que nunca pasaron."
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Hablar mucho o tratar de convencer a alguien con palabras persuasivas, a menudo sin mucha sinceridad.
"El pibe me chamuyó toda la noche para que le prestara plata."