En Monterrey, chiflar no solo es soplar aire entre los labios para hacer ruido, sino algo que haces cuando ves un atardecer espectacular o justo antes de que tu equipo meta gol. Es la onomatopeya del asombro regio.
¡Mira ese cerro cómo se ve al anochecer! No más falta pararnos a chiflar un rato.
Expresar desaprobación o disgusto con un silbido.
La gente empezó a chiflar cuando anunciaron la cancelación del evento.