Estado emocional de alguien que está decaído o deprimido, como si le hubieran vaciado un balde de agua encima.
Desde que se fue su crush, Juan anda bien agüitado, ni las cheves le levantan el ánimo.
Cuando alguien anda bajoneado o triste, como si la vida le hubiera echado una cubeta de agua fría y el alma se le hubiera encogido.
Después de que perdió su cartera en el Festival del Volcán, andaba bien agüitado.