Una manera sabrosa de decir que vas a comer hasta quedar rodando, sobre todo cuando la comida está bien buena.
Después del partidito, nos fuimos al mercadito a jamear un arroz con pato que te dejaba sin aliento.
Usada en la jerga limeña para referirse a comer con hambre voraz y sin miramientos. Ideal para describir ese momento cuando te devoras cualquier cosa que se cruce en tu camino después de salir del trabajo.
Salimos de chambear y fuimos a jamear unos chifas al toque, estaba con un hambre feroz.
Verbo goloso que se utiliza para referirse a la acción de comer con ganas y sin control, especialmente cuando algo está delicioso.
Después de jugar fulbito, nos fuimos todos a jamear un pollo a la brasa.
En Trujillo no hay 'comer', aquí le metemos duro al jameo. Esta palabra es para los que disfrutan ‘animarse’ una buena comida pero sin modales!
Ayer fuimos a la casa de la tía Jaqui y nos quedamos jameando ceviche hasta reventar.
Acto supremo de devorar comida con gusto y sin remordimientos, como si no hubiera un mañana. En Trujillo, nadie se queda sin jamear después de una buena fiesta.
Después del tono, nos fuimos todos a jamear pollo a la brasa hasta que ya no pudimos más.
Término usado cuando alguien logra conseguir o obtener algo inesperado y de manera astuta, casi como un truco de magia.
No tenía entrada para el concierto, pero de alguna forma la jameó y terminó en primera fila.
Hacer algo con gran determinación y rapidez, como si no hubiera un mañana. Se usa para referirse comúnmente al poder de devorar comida o realizar actividades diarias a toda máquina.
Ayer Juan llegó muerto del trabajo y se puso a jamear el almuerzo como si hubieran pasado semanas sin comida.
Es el modo piurano de decir que uno va a comer opíparamente, empezando por un buen ceviche y terminando con una causa rellena del tamaño de un mostrador.
Ñaño, hoy vamos a jamear hasta reventar en la cevichería del barrio.
Significa comer, pero como si no hubiera un mañana; para esos momentos donde el hambre te transforma en una aspiradora con patas.
Después de hacer deporte todo el día, me fui al buffet y empecé a jamear hasta que se asustaron los camareros.
Utilizado para referirse a comer, especialmente con ganas y sin remordimientos. Cuando tienes hambre de la buena y todo te sabe a gloria.
Después de surfear toda la mañana en Máncora, fuimos al malecón a jamear un ceviche como para resucitar.
Cuando alguien se mete un atracón de comida tan grande que después parece estar en coma alimenticio. En Piura, eso de comer poquito no va.
Ayer nos fuimos al festival del ceviche y terminamos jameando hasta decir basta.
Comer o ingerir alimentos.
Después del trabajo, fuimos a jamear pizza.
Verbo que significa hacer bromas pesadas o burlarse de alguien hasta sacarlo de quicio, especialmente entre amigos.
Oe, no te piques, solo te estamos jameando porque llegaste tarde otra vez.
Irse a dormir, especialmente después de un día agotador o una farra monumental.
Después del tono de ayer, voy a jamear hasta el mediodía.
Cuando tu estómago te pide cariño y tú le das amor a punta de buen diente. ¡A comer se ha dicho!
Después de tanto estudiar, voy a jamear un ceviche trujillano que lo merece.
Dícese del acto de comer con gusto, atacar la comida como si no hubiera un mañana, idealmente en compañía.
Después de la pichanga nos fuimos a jamear un buen adobo, ¡terminamos chupándonos los dedos!
En Apurímac, significa intentar algo aunque te tiemblen las piernas del miedo; es jugártela con sabor a pachamanca.
Si vas a jamear pedirle salir a Juana, no te olvides el cartel de 'no soy tímido' en la frente.
Modo moqueguano y sabroso de decir que vas a devorar unos platos bien ricos hasta reventar.
Oe, después del partido vamos a jamear un adobo que te chupas los dedos.
Verbo usado para referirse a comer con ganas y sin control. En Loreto, es común que después de un buen día de pesca, se 'jamea' hasta la última escama.
Ayer jameamos tanto que hoy no puedo moverme del hammaca.
Se refiere a comer con muchas ganas, especialmente después de estar raptado por el hambre.
Mano, ayer después del partido nos fuimos a jamear un cebichito porque estábamos raptados.
En Iquitos, 'jamear' es sinónimo de comer con ganas; generalmente se dice cuando alguien va a ponerse bien servido o a disfrutar de un sabroso banquete.
Hermano, después de clases vamos a jamear donde la tía que su ceviche la rompe.
Forma desenfadada de decir comer con gusto y sin medida. ¡Imagina a alguien devorando su platillo favorito sin pudor!
Oye, ¿vamos por una salchipapa y nos jamemos todo? ¡Ya me rugen las tripas!