Expresión usada cuando alguien se hace el desentendido o finge no escuchar, especialmente por conveniencia para librarse de situaciones incómodas.
Cuando le preguntaron si iba a limpiar su parte del asado, él solo sonrió y dijo: '¿Qué? ¿Limpiar? Oigo no oigo, soy de Junín'.