No es un helado de sabor celestial, aunque lo parezca; se refiere a una persona que cree tener todos los atributos divinos en exceso. Nadie le gana en pinta y su ego fluye como un río desbordado.
Mirá al Juan por allá, con esas pintas anda como si fuera la crema del cielo, ¡ni Messi tiene tanta facha!