Manera afectuosa (y un poco fresca) para referirse a un amigo o compinche de batallas. Es el compañero que siempre está dispuesto a echarte una mano, especialmente si las cosas se complican.
Oye ñero, ¿vamos esta noche al parrandón o qué? ¡No me hagas ir solo que allá nos reconocen!