Hace referencia al arte de ser un poco zalamero, especialmente para obtener algo a cambio. Es esa habilidad mágica para endulzar oídos y dejar contento al jefe, los panas, o quien tenga lo que quieres.
Después de su jaladera con el profe, consiguió la mejor nota del salón sin estudiar ni papa.
Es una forma muy nuestra para referirse a alguien que está constantemente tratando de quedar bien o ganarse el favor de los demás. Vamos, ¡el típico chupamedias!
Ese Ramón es un experto en jaladera, siempre anda llevándole cafecito al jefe.