En Santander, llamarle 'carro de leche' a alguien es una forma ingeniosa y un poco picante de decirle que ya está entrado en años. ¡Vamos! Que los achaques no se ven pero sí se sienten.
Ahí viene don Roberto con todo el estilo del carro de leche, pero aún le da guerra a los más jóvenes.