Esa comida que te dejan temblando de lo buena y abundante que está. Un homenaje a la gastronomía extremeña, donde todo lo que se sirve tiene sabor y cantidad digna de un banquete.
Anoche en la fiesta del pueblo, me puse las botas con el menú del tambor: ¡no podía ni moverme de tanto comer! Ojo, hasta postre y orujo para rematar.